miércoles, 25 de enero de 2012

El amor no entiende de rentabilidades

"El amor no entiende de rentabilidades", me comentó un día don Recto. Y cuánta razón llevaba. En cualquier relación afectiva alguna vez puede surgir la duda. "Mi pareja / amig@ no me conviene. No me hace feliz, no me llama, no hace tal, no me da cual, no me dice guap@, no tiene detalles, ya no me pone, no me divierte, etc."

Por supuesto, el amor es un fuego que no hay que dejar de alimentar. Aunque es normal cierta relajación, no hay que descuidar los detalles. Pero lo curioso es que se puede llegar a la conclusión de finiquitar una relación afectiva después de que durante años esa persona sí que ha sido válida... Con el tiempo, ya no nos vale. Ya no es rentable. Hay que dejar ese camino que ya no nos "llena".

Y es que quienes tenemos que llenarnos somos nosotros mismos, amando, ocupándonos en ser felices y no dejando esa tarea para los demás. Quizás los que no somos válidos somos nosotros; quizás es que no hemos entendido nada; quizás no sabemos aún lo que es amar. Porque el verdadero amor no entiende de ganancias.

En los momentos de duda, lo que se pone a prueba es la capacidad de amar del que titubea, del que teme. También del que no se siente amado, que puede decidir abandonar. A lo mejor, si se supera esta etapa, el amor se pueda escribir con mayúsculas, puesto que se ha revalorizado, porque ha dejado de entender de rentabilidades. Ya sólo se preocupa en amar, de lo suyo.

Para que todo esto se entienda mejor, un texto de Osho, enviado por un lector:

El amor en uno mismo es valioso: no tiene ningún propósito, no tiene ningún fin. Tiene una inmensa significación; una gran alegría; un éxtasis en sí mismo, pero estos no son fines. El amor no es un negocio donde importan los propósitos, las metas. Siempre hay una cierta locura en el amor... El amor no tiene razón alguna.
El amor no es un negocio, así que deja de tratarlo como tal. Si no, malograrás tu vida, el amor y todo lo que hay de hermoso en ello, porque todo lo que es bello, no es en absoluto negociable. El negocio es la cosa más fea del mundo, un mal necesario. Pero la existencia no sabe acerca de negocios. 

Los árboles florecen, no es un negocio; las estrellas brillan, no es un negocio y no tienes que pagar por ello y nadie te exige nada. Un pájaro viene y se posa en tu puerta, te canta una canción y no te pide un certificado o algo así. Ha cantado su canción y luego, muy contento se va volando, sin dejar huellas. Así es como el amor crece. Da y no esperes a ver cuánto puedes conseguir.
Entonces...  Ama como algo natural, tal y como respiras. Y cuando ames a alguien, no empieces a exigir; si no desde el principio mismo estarás cerrando las puertas. No tengas ninguna expectativa. Si algo aparece en tu camino, siente gratitud. Si nada viene, no es necesario que venga, no lo necesitas, no puedes mantener esa expectativa...

 

sábado, 7 de enero de 2012

Voy a comprar arte a ARCO 2012

Me chifla, me sulibeya el arte contemporáneo. Y cuanto más conceptual mejor. Llego al nirvana y sin gastarme una perra en LSD. Está que llega la gran feria del arte moderno, ARCO, en febrero, ¡el mes que viene! Me preparo, y marcho raudo con la chequera dispuesta a gastar unos cuantos miles de euros ¡en Arteeeee!


 

lunes, 25 de abril de 2011

"...metafísico estáis, Don Recto..."

Uno de esos cienmiles correos que obran en mi cuenta me ha llegado especialmente al corazón, y lejos de atesorarlo para mí, he querido compartirlo, para quien quiera escucharlo, para quien quiera entenderlo:


"La vida no es esperar a que pase la tormenta, es aprender a bailar bajo la lluvia..."

lunes, 4 de abril de 2011

Las metáforas de don Recto

Hablando hoy con don Recto, sobre los avataaaares y golpes que da la vida, ha terminado por aconsejarme, implacable, con una de sus acostumbradas metáforas:

"Cuando a un coche se le tiene mucho tiempo sin arrancar, la batería se le agota".



sábado, 26 de marzo de 2011

El verdadero amor

Un hombre de cierta edad vino a la clínica donde yo trabajo para hacerse curar una herida en la mano. Tenía bastante prisa, y mientras se curaba le pregunté qué era eso tan urgente que tenía que hacer.
Me dijo que tenía que ir a una residencia de ancianos para desayunar con su mujer que vivía allí. Me contó que llevaba algún tiempo en ese lugar y que tenía un Alzheimer muy avanzado.
Mientras acababa de vendar la herida, le pregunté si ella se alarmaría en caso de que él llegara tarde esa mañana.
-No, me dijo. Ella ya no sabe quién soy. Hace ya casi cinco años que no me reconoce.
Entonces le pregunté extrañado.
-Y si ya no sabe quién es usted,¿por qué esa necesidad de estar con ella todas las mañanas?
Me sonrió y dándome una palmadita en la mano me dijo: -”Ella no sabe quién soy yo, pero yo todavía sé muy bien quién es ella”.
Tuve que contenerme las lágrimas mientras salía y pensé: 
Esa es la clase de amor que quiero para mi vida. El verdadero amor no se reduce a lo físico ni a lo romántico. El verdadero amor es la aceptación de todo lo que el otro es, de lo que ha sido, de lo que será y de lo que ya no es.

(Encontrado por internet, autor desconocido)