domingo, 18 de julio de 2010

La furia española de don Carlos

La final del mundial de fútbol en EL PARADOR DEL REY fue vivido con especial entusiasmo y cariño por todos (personal sanitario, asistentes personales y el servicio en general), incluyéndose nuestro adalid.

Con lo que no se contaba, y que le hace entrañable y a toda vista diferente, es con el exacerbado e insofocable entusiasmo de Don Caaaarlos. Tanto es así que en la madrugada del día de marras, nuestro sin par, acuciado de unas fiebres insoportables y los delirios a los que nos tiene acostumbrados, tuvo a deseo que le hicieran bajar a la calle, con sus piernas entablilladas (a fin de poder ir derecho), con su uniforme de gala y todas sus condecoraciones militares, y montado en una carretilla para el transporte de cajas y paquetes. Huelga decir que mandó a su mayordomo que le sujetara el brazo y la muñeca con escuadras y otros útiles de carpintería (para conservar en todo momento la pose del saludo militar). Así la escena, mandó a dos de sus múltiples ayudantes, ataviados igualmente de traje militar (en calidad de cabos furrieles), llevarle cada uno de un larguero de la carretilla, propulsado a ritmo; pero no a cualquier ritmo, sino al de las marchas militares que iba cantando “a capela” el mayordomo, delante de la comitiva, igualmente provisto de traje militar (en calidad de sargento) y de la bandera de España, en una mano; y la del ejercito de Don Caaarlos, en la otra.

Se hizo desfilar nuestro adalid por los monumentos y estancias más emblemáticos de la Región, siempre en pie en su carretilla, y con las músicas que tanto han significado para él.

A su llegada a la Catedral, al Puerto de Cartagena, a la Rueda de la Ñora, al museo Salzillo, a la Santa de Totana, los distintos municipios acompañaban a Don Caaaarlos con sus bandas de música, para dar calor y fuerza a la comitiva en su peregrinar por la Región. Como es de suponer, toda la corte de Secretarios de Don Caaarlos (unos sesenta), van avisando oportunamente a los distintas Autoridades Municipales, sanitarias y cuerpos de seguridad del Estado, de la llegada de Don Caaaarlos, hábilmente seguido por satélite, para que preparen la bienvenida y se dispongan a cualesquiera que sean sus requerimientos.

El desfile, que debía centrarse en una sola noche según Don Caaaarlos, se prolongó a toda la semana, dada la ambición de llegar a todos los lugares de la Región, y a que no quiso en modo alguno ayudarse de automóviles ni vehículos de tracción animal en ningún momento. Hemos de destacar que el coste humano de la empresa fue muy numeroso (cinco mayordomos titulares y dos en prácticas tuvieron que ser hospitalizados, cuatro de ellos afónicos de por vida; los ayudantes fueron sustituidos hasta en veintitrés ocasiones, diez de ellos desfallecieron en la marcha, el resto de los sustituidos tendrán que guardar reposo durante 4 meses, totalmente inmovilizados). Pese a todo, un solo sentimiento inunda los corazones de cuantos participaron en el séquito de la Gloria de la Selección, ORGULLO Y ETERNO AGRADECIMIENTO.

1 comentario:

Rogelia dijo...

Yo lo ví, yo lo ví en lo alto del Cristo de Monteagudo, la cabeza alta, tan erquido y tieso que rompió los entablillamientos que lo sujetaban, rejuvenecido por el orgullo patrio.