Pues me parece correcto, don Recto. Comparto ese giro que usted propone porque pienso que el hombre occidental, subido como está en la barca del democrático consumismo a veces ya no sabe ni donde está. Anda acostumbrado a buscar lo novedoso, lo excepcional y a anhelar cosas que impresionen, diviertan o satisfagan. No voy yo ahora a escribir un discurso contra el placer, porque a nadie le amarga un dulce y no soy un eremita, pero siempre me ha dado qué pensar que por esta (y otras razones) le resulte sumo difícil comprender a las personas el hecho de que todo un Dios decida hacerse hombre y, encima, nacer y vivir en pobreza, en sencillez y sin dar espectáculos; todo ello en lugar de manifestarse de manera esplendorosa.
En cualquier caso, feliz Navidad y año nuevo le deseo a los señores lectores, y cómo no, al bueno de don Recto. Póngame a los pies de su señora.
1 comentario:
Quedo agradecido, y en el nombre de mi futura y en el mio propio, le deseo unas fiestas entrañables y un própero dos mil nueve, que sin lugar a dudas, supondrá un antes y un después en la historia de su vida, y quien sabe si también en la nuestra.
Publicar un comentario