sábado, 10 de octubre de 2009

Siete de la tarde. Parador del Rey.



Son las siete de la taaaaaaarde, la Ciudad espera la avenida del que sin duda ha de llegar. Su ventana, aún cerrada, es el fiel receptáculo de tooooodas las miradas, ellos y ellas se agolpan en una toooooooooooooooooorrida tarde de verano, sudorosos y ansiosos de ver, de escuchar, de recibir de su boca los salibazos de un discurso inmortal.
Gentes de toooooodas las edades venidas de tooooooodos los rincones de la comarca murciana, como si de romeros se tratare, procesionan unidos en fe y en el eterrrrrrrrrno agradecimiento al que les cooooolma de orgullo patrio. Continuará

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